
Sobre las pinturas y el autor
-
2 simbologías eucarísticas. El Cordero sobre el libro de siete sellos; y el Pelícano abriéndose el pecho.
-
escudo de la Ciudad de Cartago

Descripción
San Simón Stock y el Escapulario

Según la tradición piadosa, laVirgen María se apareció a Simón en Cambridge, Inglaterra, el domingo 16 de julio de 1251, como respuesta a sus súplicas de auxilio a su oprimida Orden. La Virgen se presentó portando un escapulario en la mano y dándoselo le dijo: "Toma, hijo querido, este escapulario; será como la divisa de mi confraternidad, y para ti y todos los carmelitas, un signo especial de gracia; quienquiera que muera portándolo, no sufrirá el fuego eterno. Es la muestra de la salvación, una salvaguardia en peligros, un compromiso de paz y de concordia".
(Fuente: https://forocatolico.wordpress.com/san-simon-stock-y-el-escapulario-del-carmen/ ).
Descripción: Se observa a la figura de San Simón vistiendo el hábito carmelitano, de rodillas frente a Nuestra Señora del Carmen quien se aparece para entregarle su escapulario.
Cuando llegó la hora, Jesús y sus apóstoles se sentaron a la mesa.Entonces les dijo: he tenido muchísimos deseos de comer esta Pascua con ustedes antes de padecer, pues les digo que no volveré a comerla hasta que tenga su pleno cumplimiento en el reino de Dios. Luego tomó la copa, dio gracias y dijo: tomen esto y repártanlo entre ustedes. Les digo que no volveré a beber del fruto de la vid hasta que venga el reino de Dios. También tomó pan y, después de dar gracias, lo partió, se lo dio a ellos y dijo: este pan es mi cuerpo, entregado por ustedes; hagan esto en memoria de mí. De la misma manera tomó la copa después de la cena, y dijo: esta copa es el nuevo pacto en mi sangre, que es derramada por ustedes. 22, 14-20.
Descripción: Se encuentra la figura de Jesús en un salón, sentado a la mesa con los doce discípulos, quienes con una postura específica reflejan actitud orante.

Cuando estaba orando el Papa Juan XXII, se le apareció la Virgen, vestida del hábito carmelitano, y le prometió sacar el purgatorio del sábado después de la muerte al que muriese con el Escapulario. María dijo al Papa: "Yo Madre de misericordia, libraré del purgatorio y llevaré al cielo, el sábado después de la muerte, a cuantos hubieses vestido mi Escapulario". (Fuente: https://www.aciprensa.com/recursos/promesas-de-la-virgen-del-carmen-1047/).
Descripción: Se observa materializada la promesa de la Virgen del Carmen hecha a las almas que portasen el escapulario. Nuestra Señora descansa sobre un trono de nubes que representan la gloria del cielo, entre tanto es asistida por dos seres angélicos quienes rescatan las almas del purgatorio.

Cumplidos todos los preceptos de la ley del Señor, se volvieron a Galilea, a su ciudad de Nazaret. El niño crecía y se fortalecía, llenándose de sabiduría; y el favor de Dios lo acompañaba. Lc. 2, 39-40.
Descripción: Se representa una escena cotidiana y coloquial de la experiencia familiar y humana de Nuestro Señor, su padre San José en labores de carpintería, y su Madre Santísima ocupándose de algunas actividades domésticas. Entre tanto el niño Jesús reposa en un cesto cubierto por su Madre, y San Juan Bautista en su infancia le contempla de rodillas. Sabemos que se trata de una escena años después del nacimiento de Jesús, ya que está representada de día y Juan el Bautista era 6 meses mayor a Jesús.

Iban sus padres todos los años a Jerusalén en la fiesta de la pascua;y cuando tuvo doce años, subieron a Jerusalén conforme a la costumbre de la fiesta. Al regresar ellos, acabada la fiesta, se quedó el niño Jesús en Jerusalén, sin que lo supiesen José y su madre. Y pensando que estaba entre la compañía, anduvieron camino de un día; y le buscaban entre los parientes y los conocidos; pero como no le hallaron, volvieron a Jerusalén buscándole. Y aconteció que tres días después le hallaron en el templo, sentado en medio de los doctores de la ley, oyéndoles y preguntándoles. Y todos los que le oían, se maravillaban de su inteligencia y de sus respuestas. Cuando le vieron, se sorprendieron; y le dijo su madre: Hijo, ¿por qué nos has hecho así? He aquí, tu padre y yo te hemos buscado con angustia. Entonces él les dijo: ¿Por qué me buscabais? ¿No sabíais que en los negocios de mi Padre me es necesario estar? Mas ellos no entendieron las palabras que les habló. Y descendió con ellos, y volvió a Nazaret, y estaba sujeto a ellos. Y su madre guardaba todas estas cosas en su corazón. Lc. 2, 41-51.
Descripción: Se observa al niño Jesús, dirigiéndose con elocuencia en medio del templo, siendo atendido por un grupo de los doctores de la Ley y otros servidores del templo, entre tanto en una escena discreta a la derecha se observa a María y José, padres de Jesús hallándole en su deber.

Al tercer día se celebró una boda en Caná de Galilea, y la madre de Jesús se encontraba allí. También habían sido invitados a la boda Jesús y sus discípulos. Cuando el vino se acabó, la madre de Jesús le dijo:Ya no tienen vino.
Había allí seis tinajas de piedra, de las que usan los judíos en sus ceremonias de purificación. En cada una cabían unos cien litros. Jesús dijo a los sirvientes: Llenen de agua las tinajas. Y los sirvientes las llenaron hasta el borde. Ahora saquen un poco y llévenlo al encargado del banquete les dijo Jesús. Así lo hicieron. El encargado del banquete probó el agua convertida en vino sin saber de dónde había salido, aunque sí lo sabían los sirvientes que habían sacado el agua. Jn. 2, 1-11.
Descripción: Se representa en el primer plano el momento en el que el mayordomo, o encargado, prueba el vino nuevo, recién transformado, como el primer signo de Jesús según el Evangelio de San Juan. Se puede observar la figura de Jesús y su Madre sentados a la mesa, al fondo de la escena, incorporados en el festín.

Allí estaba el pozo de Jacob. Jesús, fatigado del camino, se sentó junto al pozo. Era cerca del mediodía. Sus discípulos habían ido al pueblo a comprar comida. En eso llegó a sacar agua una mujer de Samaria, y Jesús le dijo: dame un poco de agua.Pero, como los judíos no usan nada en común con los samaritanos, la mujer le respondió: ¿Cómo se te ocurre pedirme agua, si tú eres judío y yo soy samaritana? Jn. 4, 6-20
Descripción: Se observa la figura de Jesús sentando a la orilla del pozo, entablando el diálogo con la samaritana, quien sostiene una tinaja.

Jesús se retiró al lago con sus discípulos, y mucha gente de Galilea lo siguió.Cuando se enteraron de todo lo que hacía, acudieron también a él muchos de Judea y Jerusalén, de Idumea, del otro lado del Jordán y de las regiones de Tiro y Sidón. Entonces, para evitar que la gente lo atropellara, encargó a sus discípulos que le tuvieran preparada una pequeña barca; pues, como había sanado a muchos, todos los que sufrían dolencias se abalanzaban sobre él para tocarlo. 3, 7-10.
Descripción: Puede apreciarse claramente a Jesús subido sobre la barca en el lago y asistido por sus discípulos, entretanto se dirige a la multitud, entre hombres, mujeres y niños que aguardan en la ribera.

Todavía estaba lejos cuando su padre lo vio y se compadeció de él; salió corriendo a su encuentro, lo abrazó y lo besó.El joven le dijo: “Papá, he pecado contra el cielo y contra ti. Ya no merezco que se me llame tu hijo”. Pero el padre ordenó a sus siervos: “¡Pronto! Traigan la mejor ropa para vestirlo. Pónganle también un anillo en el dedo y sandalias en los pies. Traigan el ternero más gordo y mátenlo para celebrar un banquete. Porque este hijo mío estaba muerto, pero ahora ha vuelto a la vida; se había perdido, pero ya lo hemos encontrado”. Así que empezaron a hacer fiesta. 15, 1-32
Descripción: Se observa el momento específico de la parábola en la que el padre recibe a su hijo en brazos en el plano central. A la derecha el momento en el que conducen al ternero para el festín, y a la izquierda los criados llevando ropas nuevas para revestir al hijo pródigo.

Llevaron unos niños a Jesús para que les impusiera las manos y orara por ellos, pero los discípulos reprendían a quienes los llevaban. Jesús dijo: «Dejen que los niños vengan a mí, y no se lo impidan, porque el reino de los cielos es de quienes son como ellos». Después de poner las manos sobre ellos, se fue de allí. Mt. 18, 13-14
Descripción: Se puede apreciar a un grupo de mujeres que se forma para presentar los niños a Jesús, entre tanto dos discípulos murmuran a espaldas de Jesús.

Yo soy el buen pastor. El buen pastor da su vida por las ovejas. El asalariado no es el pastor, y a él no le pertenecen las ovejas. Cuando ve que el lobo se acerca, abandona las ovejas y huye; entonces el lobo ataca al rebaño y lo dispersa. Y ese hombre huye porque, siendo asalariado, no le importan las ovejas. »Yo soy el buen pastor; conozco a mis ovejas, y ellas me conocen a mí, así como el Padre me conoce a mí y yo lo conozco a él, y doy mi vida por las ovejas. Tengo otras ovejas que no son de este redil, y también a ellas debo traerlas. Así ellas escucharán mi voz, y habrá un solo rebaño y un solo pastor. Jn. 10, 11-16
Descripción: Se representa a Jesús en un campo, pastoreando a un rebaño, mientras sostiene a una oveja en su brazo y en el otro ostenta su cayado de pastor.

Algún tiempo después, Jesús se fue a la otra orilla del mar de Galilea (o de Tiberíades).Y mucha gente lo seguía, porque veían las señales milagrosas que hacía en los enfermos.Entonces subió Jesús a una colina y se sentó con sus discípulos. Faltaba muy poco tiempo para la fiesta judía de la Pascua. Cuando Jesús alzó la vista y vio una gran multitud que venía hacia él, le dijo a Felipe: ¿Dónde vamos a comprar pan para que coma esta gente? Esto lo dijo solo para ponerlo a prueba, porque él ya sabía lo que iba a hacer. Ni con el salario de ocho meses podríamos comprar suficiente pan para darle un pedazo a cada uno, respondió Felipe. Otro de sus discípulos, Andrés, que era hermano de Simón Pedro, le dijo: Aquí hay un muchacho que tiene cinco panes de cebada y dos pescados, pero ¿qué es esto para tanta gente? En ese lugar había mucha hierba. Así que se sentaron, y los varones adultos eran como cinco mil. Jesús tomó entonces los panes, dio gracias y distribuyó a los que estaban sentados todo lo que quisieron. Lo mismo hizo con los pescados. Jn. 6, 1-11.
Descripción: Se puede apreciar a Jesús tomando los panes y pescados en las cestas presentadas por sus discípulos y el joven quien dona los alimentos, entre tanto la multitud aguarda detrás de ellos.

El Papa Gregorio XIII le declaró Patrona de la música y de los músicos en 1584. Algunos piensan que se relaciona a Sta. Cecilia con la música porque se dice que cuando se casó por deseo de su padre (a pesar de haber decidido ofrecerse al Señor), mientras los músicos tocaban, la santa cantaba a Dios en su corazón. ‘Candéntibus órganis Cæcilia Dómino decantábat dicens…’ o lo que es igual: ‘Mientras estaba el horno al rojo vivo, Cecilia cantaba al Señor diciendo…’. El hecho más probable para que se le relacione con la música es, porque desde muy joven y de acuerdo con las costumbres y tradiciones de las familias patricias romanas, Cecilia debió iniciarse y tocar algún instrumento musical, probablemente la lira, la cítara o algún tipo de arpa de las utilizadas por las damas de la sociedad romana.
(Fuente: http://infocatolica.com/blog/sarmientos.php/0911230453-ipor-que-es-sta-cecilia-patro)
Descripción: Sobre la capilla musical del órgano catedralicio o coro, se representa a la virgen y mártir Santa Cecilia, interpretando el órgano acompañada por tres figuras femeninas pueriles coronadas de flores.
Entonces quitaron la piedra. Jesús, alzando la vista, dijo: Padre, te doy gracias porque me has escuchado. Ya sabía yo que siempre me escuchas, pero lo dije por la gente que está aquí presente, para que crean que tú me enviaste. Dicho esto, gritó con todas sus fuerzas: ¡Lázaro, sal fuera! El muerto salió, con vendas en las manos y en los pies, y el rostro cubierto con un sudario. Quítenle las vendas y dejen que se vaya les dijo Jesús. Jn. 11, 38-44.
Descripción: Se observa a Jesús extender su mano sobre el sepulcro, mientras Lázaro se alza en vida cubierto por el sudario, las hermanas de Lázaro, Marta y María, y otros presentes contemplan asombrados lo ocurrido.

Unos días después, cuando Jesús entró de nuevo en Cafarnaúm, corrió la voz de que estaba en casa.Se aglomeraron tantos que ya no quedaba sitio ni siquiera frente a la puerta mientras él les predicaba la palabra. Entonces llegaron cuatro hombres que le llevaban un paralítico. Como no podían acercarlo a Jesús por causa de la multitud, quitaron parte del techo encima de donde estaba Jesús y, luego de hacer una abertura, bajaron la camilla en la que estaba acostado el paralítico. Al ver Jesús la fe de ellos, le dijo al paralítico: ―Hijo, tus pecados quedan perdonados. Estaban sentados allí algunos maestros de la ley, que pensaban: «¿Por qué habla este así? ¡Está blasfemando! ¿Quién puede perdonar pecados sino solo Dios?» En ese mismo instante supo Jesús en su espíritu que esto era lo que estaban pensando. ―¿Por qué razonan así? —les dijo—.¿Qué es más fácil, decirle al paralítico: “Tus pecados son perdonados”, o decirle: “Levántate, toma tu camilla y anda”? Pues para que sepan que el Hijo del hombre tiene autoridad en la tierra para perdonar pecados —se dirigió entonces al paralítico—: A ti te digo, levántate, toma tu camilla y vete a tu casa. Él se levantó, tomó su camilla en seguida y salió caminando a la vista de todos. Ellos se quedaron asombrados y comenzaron a alabar a Dios. 2, 1-12.
Descripción: Se observan cómo presentan al paralítico frente a Jesús, quien posa sus manos sobre él, sanándole, y se muestra como este se incorpora y es asistido para levantarse.

Mientras iba de camino con sus discípulos, Jesús entró en una aldea, y una mujer llamada Marta lo recibió en su casa.Tenía ella una hermana llamada María que, sentada a los pies del Señor, escuchaba lo que él decía. Marta, por su parte, se sentía abrumada porque tenía mucho que hacer. Así que se acercó a él y le dijo: ―Señor, ¿no te importa que mi hermana me haya dejado sirviendo sola? ¡Dile que me ayude! ―Marta, Marta —le contestó Jesús—, estás inquieta y preocupada por muchas cosas, pero solo una es necesaria. María ha escogido la mejor, y nadie se la quitará. 10, 38-42.
Descripción: Se puede observar la escena explicita de María a los pies del Maestro, prestando atención, mientas su hermana Marta de pie lleva un cesto, ocupándose de los quehaceres.

Luego subió a la barca y sus discípulos lo siguieron.De repente, se levantó en el lago una tormenta tan fuerte que las olas inundaban la barca. Pero Jesús estaba dormido. Los discípulos fueron a despertarlo. ―¡Señor —gritaron—, sálvanos, que nos vamos a ahogar! ―Hombres de poca fe —les contestó—, ¿por qué tienen tanto miedo? Entonces se levantó y reprendió a los vientos y a las olas, y todo quedó completamente tranquilo. Los discípulos no salían de su asombro, y decían: «¿Qué clase de hombre es este, que hasta los vientos y las olas le obedecen?»8, 23-27.
Descripción: Se representa la escena del mar en la que Jesús en lo más alto de la barca ordena la calma a la tempestad extendiendo sus brazos, entre tanto sus discípulos aguardan al otro extremo, aferrados y atemorizados

-¡Ha blasfemado! — exclamó el sumo sacerdote, rasgándose las vestiduras—. ¿Para qué necesitamos más testigos? ¡Miren, ustedes mismos han oído la blasfemia! 26, 65.
Descripción: Se aprecia el momento exacto en el que el sumo sacerdote rasga sus vestiduras, frente a Jesús quien está atado de manos y custodiado por la guardia romana, entre tanto observan los otros miembros del concejo.

Al acercarse al pueblo adonde se dirigían, Jesús hizo como que iba más lejos.Pero ellos insistieron: ―Quédate con nosotros, que está atardeciendo; ya es casi de noche.Así que entró para quedarse con ellos.Luego, estando con ellos a la mesa, tomó el pan, lo bendijo, lo partió y se lo dio. Entonces se les abrieron los ojos y lo reconocieron, pero él desapareció. 24, 28-31.
Descripción: Se muestra el momento en el que Jesús parte el pan entorno a la mesa con los discípulos (celebración de la Eucaristía), y reconociéndole se arrodillan, se observa el atardecer de aquel día. Una mujer presenta una bandeja.

Después de hablar con ellos, el Señor Jesús subió al cielo y se sentó a la derecha de Dios. Mc. 16, 19.
Descripción: Se muestra a Jesús subiendo a los cielos, rodeado de sus 11 discípulos.

Cuando llegó el día de Pentecostés, estaban todos juntos en el mismo lugar. De repente, vino del cielo un ruido como el de una violenta ráfaga de viento y llenó toda la casa donde estaban reunidos. Se les aparecieron entonces unas lenguas como de fuego que se repartieron y se posaron sobre cada uno de ellos. Todos fueron llenos del Espíritu Santo y comenzaron a hablar en diferentes lenguas, según el Espíritu les concedía expresarse. Hechos 2, 1-4.
Descripción: Se puede contemplar al colegio apostólico, entorno a María Santísima, la efigie del Espíritu Santo representado en la paloma que desciende y en las lenguas de fuego que se posan sobre sus cabezas.
Descripción: Si bien no es una escena bíblica, la cita antes mencionada describe de una forma muy propicia, lo que se representa, la Iglesia de Jesucristo y su presencia eterna en medio de ella a lo largo de su misión. Tenemos tres puntos simbólicos: en el lado derecho, Jesús observa con sus brazos extendidos desde el calvario (especificado por las tres cruces), a la Iglesia, representada en una multitud que peregrina hacia la Basílica de San Pedro (con la respectiva plaza de San Pedro en medio de la ciudad de Roma), icono de la fe cristiana.